Miami 26 de abril de 2008
El de mi izquierda es mi padre...
La de mi derecha es la negra Sara...
Ahora no recuerdo cómo es que la llama mi padre...
Pero yo le llamo Sara...
La negra Sara tiene varios hijos...
Uno de ellos se nombra Juan Carlos, el apellido no lo recuerdo, pero le dicen Maceo...debe ser por su apariencia personal fornida, cara redonda y piel de negro colorado...
Sara es jimagua con Shana...
La negra Shana vive al costado de mi casa, también en Artemisa...
La negra Shana también tiene varios hijos, casualmente uno es de nombre Juan Carlos Salgado Suárez y lo apodan el Colorado....
Estas dos negras tienen corazones de amor...
Lo que tiene en la mano la negra Sara es un poco de aceite “comestible”
que consiguió cerca de allí para hacerme un fricasé de pollo
en ocasión de mi viaje a Cuba en octubre de 2006...
Esta es la casita de mi padre...Allá en Artemisa, La Habana...
La negra Sara cuida y atiende a mi padre, le lava la ropa y le hace la comida...Mi padre es diabético y practicamente ha perdido la visión...
Estos dos hijos de Shana y Sara escogieron la vida difícil... Sinceramente no recuerdo quiénes son sus progenitores masculinos, tal vez ellos tampoco....
Ambos muchachones, en aquel entonces, formaron parte de mi quehacer diario dentro del Departamento Técnico de Investigaciones cuando yo comenzaba a ser Oficial del DTI...
A Maceo lo tuve que investigar por los delitos de posesión de arma de fuego, violación de menores, formar parte de una organización para delinquir y robo con violencia de forma continuada... El mulato era extraordinariamente peligroso... Tendría él unos 20 años de edad....A los 21 ya se encontraba en la prisión de Quivicán cumpliendo varias condenas de entre 15 y 20 años de privación de libertad... Lamentablemente aún está preso...Recuerdo que me envió varios mensajes para que fuera a visitarlo a la prisión...Una vez fui... Qué decir???...era muy joven él para poder prever su futuro y muy tarde para volver a comenzar pues tendría que pasarse 55 años de su vida en prisión...
Aproveché mi reencuentro con la negra Sara y le mandé unos pares de medias blancas y le pedí que me lo saludara....
Del Colorado no he vuelto a saber... A Shana no le gustaba hablar del tema y por eso no le pregunté, al parecer también estaba preso... Este negro era más noble, no era cínico...tal vez porque éramos vecinos y siempre que nos veíamos nos saludábamos y hablábamos de cosas sin mucha importancia...
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